Este post ya lo publique en otro blog que acabo de arrancar.
"Wuey, tu nomas déjate llevar" dicen.
Uno
de nuestros principales problemas es que confundimos placer con
felicidad. Creemos que hacer lo que se siente rico y sacarle la vuelta a
lo que nos da hueva es igual a felicidad.
La bronca es que por lo
general cuando saciamos antojos, la sensación de plenitud dura poco y
después hay bajones y luego antojos otra vez. A veces más fuertes y con
más ganas las tratamos de calmar.
Varios estudios han demostrado
que las personas que enfocan su energía en placeres superficiales y
materiales terminan teniendo más problemas de ansiedad, depresión y son
mas infelices a la larga. Y no hay satisfacción mas superficial que el
placer. El placer es lo que nos vende la tele y los panorámicos. YOLO!
De
manera paralela, tratamos de evitar todo los que nos da hueva o
incomoda: Hacer ejercicio es incomodo, es más rico tirar huevita. Es
incomodo comer vegetales y frutas, es más rico una Carls con papitas. Me
encanta la peda y que hueva no estar con mis amigos para quedarme con
un familiar que tal vez necesita compañia.
La paradoja es esta:
que si lo que en verdad buscamos es sentirnos mejor y ser mas claros,
ecuánimes, felices y estables, debemos de hacer exactamente lo opuesto:
aceptar la incomodidad de no hacer siempre todo lo que nos da placer
inmediato o aprender a sentirnos cómodos con nuestra incomodidad.
Hábitos
Hacernos
de hábitos se trata totalmente de aprender a lidiar con nuestras
incomodidades. Por eso es que renunciamos al quinto día. La cosa es que
a final de cuentas somos nuestros hábitos por lo que hacerse de habitos
chingones (comer bien, hacer ejercicio, meditar, leer, aprender algo
nuevo) depende completamente de nuestra capacidad de sentirnos cómodos
con lo que sentimos (bueno o malo).
Claro que lograr esto tiene su
chiste, de no ser así todos seriamos pinches Zen másters con cuadritos,
por lo que debemos ser pacientes y consientes.
Pacientes de
empezar con algo pequeño (10 lagartijas en la mañana, 2 minutos de
meditación) con el único fin de ir estableciendo nuevas rutas neuronales
y no con la imagen de nuestro selfie en Facebook cuando al fin estemos
todos sexys y muy poco a poco ir subiendo las dosis.
Y conscientes
de estar presentes y de cierta manera observar nuestro no tan doloroso
proceso de incomodidad-a-comodidad sin depender de los resultados. Como
cuando nos lavamos los dientes. Lo hacemos sin estar pensando en cómo
vamos a detener placa, caries y gingivitis . Solo lo hacemos sabiendo
que es por nuestro bien.
Tiene su chiste pero gracias a la fabulosa capacidad plástica-neuronal de nuestros sexys cerebros, cada vez es mas fácil.
Yo
la verdad, como por decima vez estoy en etapa principiante con uno que
otro habito que quiero implementar. Esta difícil, pero no por el habito
en sí, esta difícil porque toda mi vida le he sacado la vuelta a cosas
incomodas porque que pinche hueva la neta.
Aprender a sentirnos
cómodos con nuestras incomodidades es el primer habito que necesitamos
implementar para poder empezar con todo lo demás.