sábado, 12 de julio de 2014

La comodidad de la incomodidad

Este post ya lo publique en otro blog que acabo de arrancar. 




"Wuey, tu nomas déjate llevar" dicen.

Uno de nuestros principales problemas es que confundimos placer con felicidad. Creemos que hacer lo que se siente rico y sacarle la vuelta a lo que nos da hueva es igual a felicidad.

La bronca es que por lo general cuando saciamos antojos, la sensación de plenitud dura poco y después hay bajones y luego antojos otra vez. A veces más fuertes y con más ganas las tratamos de calmar.

Varios estudios han demostrado que las personas que enfocan su energía en placeres superficiales y materiales terminan teniendo más problemas de ansiedad, depresión y son mas infelices a la larga. Y no hay satisfacción mas superficial que el placer. El placer es lo que nos vende la tele y los panorámicos. YOLO!

De manera paralela, tratamos de evitar todo los que nos da hueva o incomoda: Hacer ejercicio es incomodo, es más rico tirar huevita. Es incomodo comer vegetales y frutas, es más rico una Carls con papitas. Me encanta la peda y que hueva no estar con mis amigos para quedarme con un familiar que tal vez necesita compañia.

La paradoja es esta: que si lo que en verdad buscamos es sentirnos mejor y ser mas claros, ecuánimes,  felices y estables, debemos de hacer exactamente lo opuesto: aceptar la incomodidad de no hacer siempre todo lo que nos da placer inmediato o aprender a sentirnos cómodos con nuestra incomodidad.


Hábitos

Hacernos de hábitos se trata totalmente de aprender a lidiar con nuestras incomodidades. Por eso es que renunciamos al quinto día.  La cosa es que a final de cuentas somos nuestros hábitos por lo que hacerse de habitos chingones (comer bien, hacer ejercicio, meditar, leer, aprender algo nuevo) depende completamente de nuestra capacidad de sentirnos cómodos con lo que sentimos (bueno o malo).

Claro que lograr esto tiene su chiste, de no ser así todos seriamos pinches Zen másters con cuadritos, por lo que debemos ser pacientes y consientes.

Pacientes de empezar con algo pequeño (10 lagartijas en la mañana, 2 minutos de meditación) con el único fin de ir estableciendo nuevas rutas neuronales y no con la imagen de nuestro selfie en Facebook cuando al fin estemos todos sexys y muy poco a poco ir subiendo las dosis.

Y conscientes de estar presentes y de cierta manera observar nuestro no tan doloroso proceso de incomodidad-a-comodidad sin depender de los resultados. Como cuando nos lavamos los dientes. Lo hacemos sin estar pensando en cómo vamos a detener placa, caries y gingivitis . Solo lo hacemos sabiendo que es por nuestro bien.

Tiene su chiste pero gracias a la fabulosa capacidad plástica-neuronal de nuestros sexys cerebros, cada vez es mas fácil.

Yo la verdad, como por decima vez estoy en etapa principiante con uno que otro habito que quiero implementar. Esta difícil, pero no por el habito en sí, esta difícil porque toda mi vida le he sacado la vuelta a cosas incomodas porque que pinche hueva la neta.

Aprender a sentirnos cómodos con nuestras incomodidades es el primer habito que necesitamos implementar para poder empezar con todo lo demás.