Como es usual de La Cucharada de Jocoque, obtuvimos entrevistas VIP con
casi todos las personas involucradas en los Oscares, tanto nominados como
organizadores. También como es costumbre de la Cucharada, decidimos llevarlo un
paso mas allá por lo que decidimos entrevistar a Demián Bichir para luego secuestrarlo.
Y así fue como me di cuenta que le jueces de la Academia le cortan la
cabeza a gallinas para ver en qué dirección corren antes de caer- …creo que me
estoy adelantando. Permítanme explicar desde el principio.
Secuestramos a Demián Bichir, pero no se asusten. No estuvo tan feo como
se lo imaginan. No hubo necesidad de usar fuerza, solo a media entrevista lo
invite a jugar el juego de que te desmayas... si se acuerdan ese juego que te
pones presión en el cuello con las manos después de respirar hondo. Bueno el
wuey estuvo puestísimo, lo desmaye y me lo lleve a las oficinas secretas de La
Cucharada. Le puse la película de Forest
Gump, le deje un doce y una Dominator de tocino con champiñones. Si eso es
crueldad, entonces la universidad fue mi Auschwitz.
OH, THE HUMANITY!
El punto del secuestro (o como le digo yo para que no suene tan mal
sexycuestro) fue el de hacerme pasar por Demián para atender a la pre-premiación
y al fin poder documentar el ultra secreto proceso con el que hacen dicha selección.
Para los que no sepan, la pre-premiación es un evento que se lleva a cabo los
14 de Febrero y es en esta reunión donde el grupo de votantes de la Academia
llega a un acuerdo para seleccionar a los ganadores de las principales categorías
y solo los nominados a las categorías mas importantes son invitados.* Ahora yo no soy ningún maestro del disfraz,
pero la verdad es que de estas personas, nadie sabe quién es Demián, ellos solo
quieren a un Mexicano con acento fuerte y acento fuerte es lo
que les di.
*citation needed
Cheese my girlfriend. Chicken think I can wing.
Después de dejar a un inconsciente pero cómodo Demián Bichir encerrado
en mi oficina, me dirigí a la mansión PricewaterhouseCooper, la sede de tan
importante evento. Toqué el timbre y al ritmo de el tema principal de El
Padrino una voz grave me exigió por la bocina de intercomunicador "Contraseña”.
¡Madres! La contraseña, la pinche contraseña. Traicionado por mi subconsciente,
Kubriquealmente conteste "Fidelio".
...silencio
De pronto la misma voz solo que ahora sin tanto dramatismo, entre risas
dijo "No mames pinche beaner, ya pásale". Era George Clooney.
Entré a la mansión y caminé por un interminable pasillo de mármol con
las siluetas de los rostros de estrellas famosas incrustadas en oro en piso, techo y paredes.
Pisé la brillosa silueta de Robert Downy Jr. cuando llegue a la sala principal
y ahí estaban todos... desnudos intercambiando glowsticks.
Me quite la ropa inmediatamente y con mucha cautela escondí mis tighty
whiteys Rimbros atrás de una maceta con la cara de Will Smith incrustada en
oro. Las estrellas más importantes del cine estaban frente a mí. No hacían nada
más que disimuladamente bailar desnudos al ritmo de canciones de John Williams intercambiando
glowsticks. Brad tenía 15 glowsticks (5 rojos, 10 verdes), George 13 (8 rojos,
5 verdes), Meryl 20 (15 rojas, 4 verdes 1 azul), etc.
Al parecer había resuelto el misterio. ¡Eran glowsticks! Los famosos habían
desarrollado un tipo de sistema de intercambio de glowsticks de colores el cual
era después juzgado por lo votadores de la Academia para así determinar a los
ganadores.
En imagen: The Descendants por mucho
...vaya que estaba equivocado.
De pronto la música se detuvo y dos filas de no menos de 50 encapuchados
con batas negras aterciopeladas salieron de una puerta y formaron un círculo en
el centro de la sala. De una de las docenas de doradas terrazas, aparecio un
tigre y dio un elegante salto y aterrizo justo en el centro del círculo.
El silencio absoluto interrumpido por uno que otro rugido de la fiera eran los
nuevos anfitriones del evento.
Toda persona permanecía inmóvil y los glowsticks dejaron de importar. El
tigre elegantemente se pavoneaba entre cada una de las personas ahí presentes.
Un gruñido por aqui, un juguetón pero imponente zarpazo por allá. Yo solo podía
pensar en mis Rimbros abajo de Will Smith.
De pronto el tigre se detuvo frente Glenn Close, dio media vuelta y contorsionando
sus semi expuestos órganos sexuales atomizo una fina niebla de orina sobre su
vientre. El tigre se marcho y un grupo adicional de encapuchados apareció de la
nada y violentamente sometió a Glenn dentro de un largo y delgado costal negro.
"Ojala yo fuera ese arbol" - Meryl Streep
Glenn iba a ganar el Oscar a mejor actriz. Silencio.
Estaba tratando de asimilar lo que acababa de presenciar cuando de otra
puerta salió corriendo una persona chiquita. Un enanito desnudo pintado de
dorado cargando una gallina viva. La coloco en el centro del círculo y con la
misma espontaneidad desapareció regresando a la misma puerta por la que salió.
Uno de los encapuchados agarro la gallina y usando solo sus manos le arranco la
cabeza. El sangrante cuerpo fue colocado en el suelo y comenzó a correr sin dirección
aparente. Aparentemente me equivoque porque cuando la gallina por fin se detuvo
porque se murió desangrada porque le faltaba su cabeza, quedo a menos de dos
metros de Jean (Dujardin). El goteante cuerpo de la gallina sin cabeza no
terminaba de desplomarse cuando ya había otro grupo de encapuchados sometiendo
a Jean dentro de su respectivo costal.
El Artista
Jean iba a ganar el Oscar a mejor actor. Silencio.
El sanguinario
evento que acababa de presenciar me puso nervioso no lo voy a negar. El dorado Will Smith incrustado en la maceta parecía
querer gritar el paradero de mis tighty whiteys Rimbros. Una gota de sudor
resbalo desde mi frente hasta recorrer mí UN glowstick colgado en mi cuello que
en la confusión de la gallina sin cabeza le había robado a un estupefacto Gary (Oldman).
De pronto las luces se apagaron y solo podía escuchar objetos pesados arrastrarse
en el centro de la sala. Rechinidos por la fricción entre el mármol y objetos
pesados dominaron el ingenuo intento de los glowsticks por tratar de iluminar
la habitación. Las luces se encendieron.
En el
centro de la sala, en el centro del círculo de encapuchados apareció una mesa redonda.
Sentados a su alrededor, vestidos de frac, estaban los directores de las películas
nominadas al Oscar: Steven, Martin, Woody, etc. Parado en el centro de la mesa
estaba un señor asiático todo sudado de 1.50 m de altura que exaltadísimo empezó a
gritar cosas inentendibles para mí.
Ñia Impossibru!!!!
Meryl,
George, Brad y todos los ahí presentes comenzaron a exaltarse y se empezaron a
descolgar y contar sus glowsticks. El diminuto señor asiático dio un último y eufórico
grito y las luces se apagaron una vez mas.
Es muy difícil
para mí describir lo que paso después.
Por lo que
pude apreciar, los actores desnudos comenzaron a lanzarles sus glowsticks de
colores específicos a los directores, los cuales ellos usaban para buscar algún
objeto escondido en la obscura sala. Estoy seguro que algunas de las
personalidades desnudas comenzaron a tener relaciones sexuales ahí mismo después
de lanzar sus brillantes amuletos. Michelle Willimas (creo) arranco mi
glowstick después de patearme y dejarme sofocado en el suelo. El constante
sonido de piel golpeando contra mármol golpeando contra piel me rodeaba. El
hombre asiático frenético rayando en el éxtasis sexual comenzó a gritar otra
vez. Sufrí un ataque pánico, agarre mis Rimbros y me salí corriendo de la mansión.
¡Hola Michelle!
Confundido
y en calzones camine de vuelta a mi oficina. Entré y un muy tranquilo y
relajado Demián empezaba a ver Sexo, Pudor y Lagrimas (aun no sé de dónde
la sacó). La pizza estaba a las mitad y el doce era ahora un six. Me senté junto a él y agarre una rebanada de pizza y una cerveza.
“Uso los mismo calzones” dijo Demián sin quitar los ojos de la pantalla.
Le di una mordida a mi pizza seguido de un largo trago a mi cerveza. El burbujeante líquido puso mis ojos vidriosos y aunque una cálida calma comenzó a contagiarme, había algo que no podía ignorar. De otro trago termine mi cerveza y sin pensarlo dos veces le dije a Demián “a la chingada con esa película, vamos a ver Apocalypto”.
“Uso los mismo calzones” dijo Demián sin quitar los ojos de la pantalla.
Le di una mordida a mi pizza seguido de un largo trago a mi cerveza. El burbujeante líquido puso mis ojos vidriosos y aunque una cálida calma comenzó a contagiarme, había algo que no podía ignorar. De otro trago termine mi cerveza y sin pensarlo dos veces le dije a Demián “a la chingada con esa película, vamos a ver Apocalypto”.