Aceptémoslo. Hay cosas que a todos los hombres nos gustan, sin importar edad, raza, posición social, creencias u orientación sexual. Todos somos junkies de ese rush de adrenalina que corre desde la espina dorsal hasta la punta de los pelos de la nuca. Todos rogamos sentir al peligro respirando sofocantemente en nuestra cara, nublando nuestra vista. Nos embriaga exceder los límites marcados por la física y el sentido común, y estirar un poco más lejos, saltar un poco más alto, correr un poco más rápido.
Sabemos que el golpe que nos traerá de vuelta a la realidad, y posiblemente al hospital, nos dejará una que otra cicatriz que se convertirá en el mejor de los trofeos para presumir a los amigos.
Les dejo un video que es la prueba fiel de esa necesidad que tenemos todos los hombres de tentar a la muerte. Como les decía, no importa con que herramientas o juguetes lo hagamos, todos perseguimos el mismo fin, sentir ese shock eléctrico correr nuestro cuerpo.
Sabemos que el golpe que nos traerá de vuelta a la realidad, y posiblemente al hospital, nos dejará una que otra cicatriz que se convertirá en el mejor de los trofeos para presumir a los amigos.
Les dejo un video que es la prueba fiel de esa necesidad que tenemos todos los hombres de tentar a la muerte. Como les decía, no importa con que herramientas o juguetes lo hagamos, todos perseguimos el mismo fin, sentir ese shock eléctrico correr nuestro cuerpo.
3 comments hasta el momento. Dinos qué piensas.
Yo una vez vi a un guey hacer lo mismo. Se estaba tratando de estacionar en Soriana un Martes de Canasta
¿pero a que tú no puedes sacar humito con la llanta trasera de tu bicla? (o era puro méndigo polvo? seguros que no fue grabado en Torreón?)
Por sus comentarios quiero imaginar que Torreón es lo más parecido a Irán de este lado del mundo. ¿No habrá también petróleo por acá?
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