Hablar de de Watchmen es algo difícil. Es de esas obras que casi de inmediato se hizo de un dedicado grupo de seguidores que lo toman a manera de Biblia o de extraño objeto de culto que no se debe tocar.
Que trascendió, sí. Es un hecho. Se le atribuye el demostrar que un cómic puede ser obra literaria. La historia de Alan Moore muestra esa complejidad de una historia bien elaborada. Una historia bien elaborada que sale a la luz en Septiembre del 86, serie de 12 números que concluyó en Octubre del 87.
La historia es un mosaico rico en diversidad. Cada uno de los personajes tiene ese sabor cobrizo de humanidad, de ideologías encontradas. De inseguridades odiosas y de habilidades efímeras. Y desde entonces, comenzamos con líneas apocalípticas que tanto dejaran marca y que se pueden rastrear. Incluso hasta nuestros días.
Sorprendentemente, la estructura narrativa de Watchmen es digna de admiración. Utilizando recursos como historia no lineal, flashbacks, caja de Pandora, etc. queda claro el por qué de la importancia de este comic. Según el propio Moore, su intención era crear el Moby Dick de los comics. Incluye todos esos temas repudiados pero que al parecer son necesarios para crear literatura: Política, religión, existencialismo, etc.
Tal vez lo que más disfrute de esta novela, fue la novela dentro de la novela. Una verdadera obra maestra. Excelente manejo de caja de Pandora. Y terriblemente devastadora. Curiosamente, esta historia alterna se encuentra dentro de un comic, que lee un personaje secundario. ¿De que puede tratar un comic dentro de un comic de super héroes? De piratas. (SPOILER a continuación) La historia de un hombre cuya embarcación naufraga. Único sobreviviente. Tiene en mente un solo objetivo, llegar a su pueblo para poder avisar que los piratas responsables de su naufragio, se dirigen hacia ahí. Quiere salvar a su familia. Quiere salvar los rastros de su humanidad. Pérfida paradoja, construye una balsa con los cuerpos hinchados, podridos, de su naufragada embarcación. Flotando sobre esta alguna vez humanidad, tendrá que luchar contra los contratiempos propios del mar. Y poco a poco descubrirse solo, descubrirse animal, descubrirse ausente de sí mismo..
Watchmen no pierde vigencia. Alan Moore encabeza esa lista de seres extraños (junto con Neil Gaiman y otros) que marcan diferencia en aquello que más disfrutan hacer. Crear.